2082 kilómetros separan Las
Palmas de Madrid. Una distancia increíblemente grande que sólo la música puede
salvar, tendiendo puentes, acercando distancias. Así fue como me encontré de
pronto con Ari Jiménez, gracias a una de esas canciones-puente que tan sólo un
poeta con guitarra como Ari consigue construir.
Hablo de un currante de la
música que emociona con cada uno de sus pasos y pide a gritos que no te lleve el viento mientras plantea un cambio de sentido a todo lo que hasta ahora has
podido escuchar sobre un escenario.
Conocí a Ari gracias a Jesús
Garriga, creo que fue con “rescátame” y supongo que desde ese día no he podido
dejar de escuchar los delirios transitorios de este chico, que son mis delirios
también, porque ese es su secreto,
historias cotidianas, cargadas de versos y poesía que seguramente todos
hemos vivido de forma remotamente parecida alguna vez.
Ari resume de forma
magistral el difícil mundo de la música en su canción “temblando”, en la que
nos hace seguir sus pasos, sin un duro en el bolsillo pero con la ilusión
de seguir cantando mientras queden fuerzas. Y eso es precisamente lo que Ari
hace: bailar carreteras, pisar escenarios de aquí y allá, abrir la funda de su
guitarra en el metro de Legazpi con unos cuantos discos y alegrar el día a
todos los que tengan el placer de escucharle.
Mucho me equivoco si digo
que no va a ser uno de los más grandes. Ojalá lo hubierais visto en
Galileo&Galilei, abriendo el concierto de presentación del disco de Fran
Fernández, un sábado, lleno de público. Durante el comienzo de una canción el
sonido de la guitarra se queda sin amplificación, toca el cable un par de veces
y al ver que no vuelve se aleja del micrófono como si no pasase nada y canta
sin microfonía ni amplificación de ningún tipo, como ha hecho cientos de veces
en salas pequeñas; teníais que haber visto a la sala enmudecer, escuchando en
silencio. Justo en la última nota la guitarra volvió, pareció preparado pero no
lo era, Ari acababa de salvar un imprevisto dónde los más grandes hubieran dejado
de tocar empezando a hacer aspavientos al técnico de sonido (como he visto en
alguna ocasión, en conciertos dónde la entrada más barata costaba cincuenta euros). Si lo viviste seguro que pensaste lo mismo, seguro que admiraste esa
determinación, seguro que te emocionó.
Te invito a que te animes a
ir a alguno de sus conciertos, a que compres su EP “Delirios transitorios”,
porque tal y como dice siempre, por lo que vale, da pena dejarlo. Te invito a
que apoyes a este artista 211 veces si es necesario y lo escuches cuando
necesites desahogarte ahogando el aire, cuando pienses que nada es más complejo que ver pasar de largo a esa persona o simplemente cuando necesites
ver por todas partes días claros.
PD: Os recuerdo que este sábado 26 toca un grande en el Libertad 8, Jesús Garriga, allí os esperará para desabrochar canciones con vosotros. Ari no tiene más conciertos programados para este mes de Enero pero seguro que Febrero-Marzo serán meses en los que dará que hablar.
Gracias por traernos a cantautores que injustamente son menos conocidos que otros. Estas canciones se merecerían estar en lo más alto, al igual que este blog.
ResponderEliminarEste año iremos contigo a muchos conciertos, no lo dudes.
Cuídate.
Gracias a ti por leer, me alegra saber que estás descubriendo cosas :-) esa es la mayor de las intenciones.
ResponderEliminar¡Salud!